“es fácil dejar de fumar ¡si sabes
cómo!“
La Organización Mundial de la Salud organiza anualmente el Día Mundial sin tabaco, iniciativa destinada a recordar los grandes perjuicios que acarrea el tabaco para la sociedad (no sólo para los fumadores), uno de los problemas más graves de salud pública.
He elegido
esta fecha para agradecer al terapeuta Geoffrey
Molloy sus magníficos consejos pues gracias a él he dejado de fumar
definitivamente. Este es mi testimonio.
No me lo creo aún, han transcurrido
siete meses. Hace más de medio año que soy ex fumador. Ya no tengo olor a
tabaco, he dejado de tener ese desagradable sabor a nicotina y mi aliento es
normal.
Ahora puedo subir escaleras sin que el
corazón se me salga por la boca, dar largos paseos a buen ritmo y he recuperado
el sueño, ya no me despierto a media noche con ahogos y toses. Y qué decir de
las comidas… los alimentos han recuperado para mí sus auténticos sabores y
olores.
No me avergüenza reconocer que he sido
fumador durante cuarenta años. Comencé a tontear a los trece años y a los 18 ya
era un fumador empedernido que necesitaba un paquete diario. Primero fueron los
populares Celtas, luego Winston, después Marlboro y por último, Marlboro Light.
Y así pasaron más de cuarenta años. Hacía ya mucho tiempo que el tabaco no me
producía placer, de veinte cigarrillos, solo unos cinco me satisfacían.
En los últimos diez años intenté
dejarlo en varias ocasiones utilizando diversos medios. En el primer intento
utilicé unos cigarrillos de hierbas que vendían en las farmacias, parecidos a
aquellos otros, llamados “de anís”
que los niños comprábamos en los kioscos
de caramelos de Madrid en los años sesenta
y que fumábamos a escondidas simulando ser chicos mayores. Cuando
comencé a tomar conciencia de lo mucho que me estaba perjudicando el tabaco,
asistí a unas sesiones de acupuntura con agujas conectadas a un
termorregulador. Salí de la consulta sin deseos de fumar pero los efectos me
duraron dos meses y medio. Volví a recibir las “corrientes” pero ya no me
hicieron efecto. A continuación utilicé parches y chicles anti nicotina de
farmacia pero, con muchos esfuerzos, solo aguanté dos meses escasos.
En
el último intento fallido utilicé los llamados cigarrillos electrónicos. El
vapor con sabor a tabaco o a manzana no me hicieron ningún efecto, excepto en
mi economía.
Yo
sentía que el tabaco me estaba perjudicando cada vez más. Lo había probado todo
y seguía sin voluntad para dejarlo. Hasta que leí no sé si en la prensa o en
internet, una frase que me llamó la atención. “Es fácil dejar de fumar ¡si
sabes cómo!“. Se trataba de una charla, de un cursillo, de un método… no lo
tenía muy claro pero era una nueva y diferente propuesta y quería agotar todas
las posibilidades.
Así
es como conocí a Geoffrey Molloy. Éramos unas veinte personas, hombres y
mujeres de todas las edades, algunos muy jóvenes y otros muy mayores pero todos
muy enganchados al tabaco, con muchas ganas
de dejarlo pero sin voluntad para conseguirlo. Geoffrey empezó a
hablarnos con una naturalidad que no esperábamos y en ningún momento nos
asustó, atemorizó o amenazó con los archisabidos peligros del tabaco. Simple y
llanamente nos hizo ver que podíamos recuperar una vida saludable. Solo puedo
añadir que tras la charla de Geoffrey dejé de fumar completamente y que comencé
a disfrutar la llamada ‘calidad de vida’.
Reconozco que de vez en cuando siento un ligero pellizco que me hace
recordar los cigarrillos pero con una pequeña dosis de voluntad elimino esa
tentación.
Escribo
este testimonio en agradecimiento a Geoffrey, por lo mucho que ha significado
para mí conocerle y escucharle. Y para que otras muchas personas logren lo que
ya puedo decir con satisfacción: soy ex fumador.
Pepe Machado
Pepe Machado, periodista. Premio Nacional de Radio. |