La Xunta de Galicia en Madrid rinde homenaje al pintor Carlos Bóveda, con una exposición antológica de su obra en las tres salas de la delegación, ocho años después de su fallecimiento. El emotivo acto contó con la asistencia de su viuda, Sara Paz y su hija, Sol Bóveda Paz.
El artista coruñés, fallecido en 2004, pasó más de 40 años en Argentina
José Ramón Ónega, delegado de la Xunta en Madrid; Sara Paz Seco, viuda de Bóveda; y Ramón Díez, coordinador Cultural de la Casa de Galicia en Madrid. |
La
inauguración de la muestra corrió a cargo del delegado de la Xunta y director
de la Casa, José Ramón Ónega, y en ella intervinieron, el coordinador Cultural
de la Casa, Ramón Jiménez y la viuda de Bóveda, Sara Paz Seco. Para Ónega, “el
frío del día se queda compensado por lo cálida que es la obra de Bóveda”; y
recordó una cita de Chagall en la que decía de Picasso que era un gran artista
pero que era una pena que no supiera dibujar, algo que “no le ocurre a Carlos
Bóveda, que además de gran artista, era también un extraordinario dibujante”.
Pintor, dibujante y decorador de cerámica celta
Una de las tres salas de la Casa de Galicia en Madrid en las que se expone la obra de Carlos Bóveda. |
Jiménez, en sus palabras aportó algunos datos
biográficos del artista. Carlos Bóveda, que vivió más de 40 años en Argentina,
nació en Pontecesures-Padrón, provincia de A Coruña, en 1933; estudió en la
Real Academia de San Fernando de Madrid y trabajó como decorador de Cerámica
Celta y dibujante en los periódicos Faro de Vigo y La Noche. Su pintura
reflejaba imágenes de Galicia, realistas y dinámicas. En 1962 emigró a Buenos
aires, donde desarrolló su paisajismo. En 1992 creó la Sociedad de artistas
Hispano-Argentinos, la SAHIA. Participó en muestras de arte colectivas y en
octubre de 2002 volvió a su Galicia natal con la exposición Reencontro, en
Santiago de Compostela. Poco después, en 2004, se produciría su fallecimiento.
“Un hombre sencillo, al que, ni le interesaban, ni
aceptaba honores”
El periodista Pepe Machado ante el óleo 'O falar de gaita' de Carlos Bóveda. |
“Bóveda era un tipo entrañable que hablaba con pasión
de lo que hacía, de su pintura, de sus cuadros y también de su familia. Pero
nada más. Ni se vendía ni permitía que nadie lo vendiera (promocionalmente
hablando)... Era un gran artista pero un pésimo relaciones públicas”, señala en
el prólogo del catálogo José Antonio Pérez Docampo, subdirector de El Correo
Gallego, quien le conoció personalmente siendo un joven periodista “allá por
los 80”. Por su parte, Sara Paz, tras los afectuosos agradecimientos, definió a
Bóveda como un “hombre sencillo, al que, ni le interesaban, ni aceptaba
honores”. El orgullo mayor para él y que llevaba a todas partes “era el hecho
de ser gallego, algo que trasladó a su pintura durante toda su vida”. Paz
explicó que la pintura de Bóveda fue evolucionando al mismo tiempo que lo iba
haciendo Galicia ya que la visitaban con cierta periodicidad y se “empapaba de
ella en cada viaje” para luego pintarla. “Era como si bebiera de ella”.
Para Carlos Bóveda, lo importante era el
“sentimiento”, como quedó probado cuando rechazó un “proyecto fabuloso”, según
su esposa. “No quiso aceptar el pintar durante un año en Israel con garantía de
compra a precio de mercado de toda la producción que realizara”. Paz explicó
que la única respuesta para rechazar el maravilloso ofrecimiento fue que no
podía hacerlo. “Yo solo pinto lo que siento”, les dijo, y no aceptó. Palacete de la Casa de Galicia en cuya fachada se anuncia la exposición de Carlos Bóveda. |
(Fotos de Pepe Machado)
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